La historia de Foz do Iguaçu, en Brasil, gira principalmente en torno a sus famosas cataratas, descubiertas por Cabeza de Vaca, un explorador español, en 1549. Impresionado por su belleza, de Vaca las llamó «Quedas de Santa María». El nombre se cambió más tarde por el de «Quedas del Iguazú», término nativo de sus antiguos pobladores, los indios guaraníes.
Foz do Iguaçu era territorio de Paraguay, pero su control pasó a Brasil en la parte norte y a Argentina en la parte sur cuando el país perdió en la Guerra de la Triple Alianza en 1860.
Hasta 1897, el lugar estaba habitado solo por una colonia militar. Y, al recibir poca atención por parte de las autoridades políticas, no muchos sabían realmente de la existencia de Foz do Iguaçu.
Tras dejar de ser una colonia, el lugar pasó a ser una «villa» o aldea en 1910, lo que la llevó a recibir el nombre de «Vila Iguaçu». Se convirtió en ciudad en 1914 y pasó a llamarse Foz do Iguaçu.
La economía de la ciudad empezó a florecer cuando se construyeron el Puente de la Amistad y la presa de Itaipú, entre las décadas de los 60 y los 80. Sin embargo, decayó debido a la recesión de la economía mundial.
Hoy en día, Foz do Iguazu está remontando su economía tras esta crisis.