Brasilia, capital de Brasil, es una ciudad que se diseñó y fundó en el año 1960, en el altiplano central del país. Situada en el corazón de Brasil, cuenta con una arquitectura modernista y muchos lugares de interés que atraen a turistas de todo el mundo. Además, la ciudad es uno de los núcleos de transportes más importantes para viajar dentro del territorio brasileño.
El diseño básico de la estructura de Brasilia tardó solo cuatro años en completarse (1956-1960) bajo el eslogan «50 años de progreso en 5». Esto ocurrió bajo el mandato del entonces presidente Juscelino Kubitschek, y, la capital se trasladó de Río de Janeiro a Brasilia.
Medio siglo después, Brasilia se erige como una de las ciudades más animadas, ricas e impresionantes de Sudamérica. Aunque muchos brasileños afirman que Río de Janeiro sigue siendo el corazón y el alma del país, es innegable que la capital es el centro de la modernidad del país. Algunos incluso afirman que Brasilia está muy cerca de convertirse en un paraíso urbano.
Toda Brasilia está bien organizada y limpia; y, a diferencia de otras grandes ciudades, los atascos son prácticamente inexistentes en la ciudad y la contaminación no es un problema. La oferta gastronómica y comercial es magnífica, y, la vida nocturna es muy dinámica. Además, esta encantadora ciudad se encuentra en un lugar privilegiado: está delimitada por el lago Paranoa y se asienta en la meseta Planalto.
Lo que más destaca de Brasilia es el hecho de su excelente planificación (se dice que la disposición arquitectónica de la ciudad simula un pájaro en vuelo). Desde sus barrios residenciales y administrativos, hasta los puentes y las calles, se planificó y diseñó el más mínimo detalle para conseguir una vida urbana perfecta. En Brasilia podrás encontrar la carretera más grande del mundo, el Eje Moumental.
La capital brasileña es el único centro urbano del siglo XX que se considera Patrimonio Mundial por la UNESCO. Esta hermosa ciudad es un ejemplo de arquitectura moderna y millones de turistas la visitan cada año. Al estar llena de impresionantes monumentos y edificios, muchos turistas afirman que Brasilia es como un gigantesco museo al aire libre.
Con un extraordinario diseño, que cuenta con 16 columnas idénticas, la Catedral de Brasilia es, quizás, la obra arquitectónica más destacada de la ciudad y una obra maestra de Oscar Niemeyer. Junto a la Catedral de Brasilia se encuentra el Santuario Dom Bosco, una exquisita edificación formada por unas 7.400 piezas de cristal de Murano.