Belo Horizonte, literalmente «Bello Horizonte» en español, es la capital del estado de Minas Gerais, y, la tercera ciudad más grande de Brasil, tan solo por detrás de las macro-ciudades de São Paulo y Río de Janeiro. La ciudad se construyó siguiendo un plano parecido al de Washington D.C. En la actualidad, se considera una de las ciudades de América Latina con mejor calidad de vida, y, además, se ha convertido en un importante centro cultural, contando con numerosas instituciones educativas, bibliotecas y estadios deportivos.
Belo Horizonte se encuentra sobre unas colinas, por lo que está completamente rodeada de grandes montañas. Sus calles y manzanas presentan unas características muy interesantes. Una de sus atracciones turísticas es su disposición, que tiene forma de tablero de ajedrez. Recorrer sus calles puede ser complicado, ya que suben y bajan constantemente. Sin embargo, las amplias avenidas con árboles a los lados son caminos fáciles.
Por desgracia, el crecimiento de la población ha sido mayor de lo que se predijo hace un siglo, lo que explica la construcción de barrios bajos e infraestructuras de mala calidad. Pero, aun así, la ciudad conserva algunas edificaciones coloniales de gran valor. Cuando visites Belo Horizonte, no te olvides de pasar por el Mercado de la Ave. Afonso Pena, que tiene lugar los domingos, ni de ver los edificios, de finales de siglo, que rodean la Praça da Liberdade.
La Praça da Liberdade es una espléndida plaza rodeada de abundantes palmeras y de fascinantes edificios, construidos en el siglo XIX, como la sede del Gobierno del Estado, y, un edificio curvo de la década de 1960.
Otro lugar que tienes que visitar sí o sí es el Museu de Artes e Ofícios (Museo de Artes y Oficios). Este museo se encuentra en los edificios del siglo XIX que formaban la antigua Estación Central de Trenes. Sus colecciones muestran la exquisitez del trabajo y de las profesiones populares de Brasil, antes de su industrialización.
No te olvides de visitar Pampulha. En este barrio de la década de 1940 destaca la arquitectura moderna de Brasil, que incluye la Iglesia de São Francisco de Assis. Puede que, hasta que no comprendas que estaba destinada a ser una iglesia, su estructura no te impacte visualmente (no es de extrañar que la Iglesia Católica se negase a consagrarla, durante más de diez años).
El Parque Municipal es otra de las visitas obligadas de Belo Horizonte. Este parque es un santuario verde en pleno centro de la ciudad. Su diseño se inspira en los parques franceses, como demuestran sus pequeñas y encantadoras lagunas, en donde se puede dar de comer a los patos, o, alquilar una barca. El Parque Municipal alberga la Casa dos Pneus, la Casa Maluca, y, un pequeño, pero agradable, parque de atracciones, unos lugares fantásticos para los niños, que siempre quieren divertirse.
El Parque de las Mangabeiras, en cambio, es el sitio perfecto para los amantes de la naturaleza, dado que es este lugar donde el Cerrado se encuentra con la Mata Atlántica. La Torre Alta Vila también merece una visita. Ubicada en el barrio de Nova Lima, ofrece las mejores vistas de la ciudad, y de las montañas que la rodean.